La Noche

La Noche aullando en la oscuridad

Se oyen golpes en mi ventana. ¿Quién será? La noche que llama desde la oscuridad…

Abro y me asomo, la luna no está, y viento es lo que me da, viento tibio de otoño que aúlla entre los barrotes de los balcones, entre los tubos, huecos y ángulos de los edificios, gritando en la noche para asustar, para soltar maldiciones y palabras perdidas, llenas de desasosiego, de extrañeza, de lamento…

¡Vuelan hojas, bolsas, pinzas, trapos y mil y un objetos más! ¡Mecidos brutalmente por tan grosera e impresionante ráfaga de viento y nocturnidad…!

Respiro la noche solitaria a las cuatro de la madrugada… y algo me pide, algo me llama…

Huele a tierra, a tierra quemada, pues miro a la lejanía y veo nubes de polvo y humo volar hacia adentro…algo siniestro ocurre…

Parece que el Apocalipsis se acerca con la oscuridad, pues zonas enteras de la ciudad se quedan sin la preciada electricidad.

¡De repente! Aquí también queda todo a oscuras, y los árboles se agitan nerviosos, sombras extrañas caminan por la calle oscura, el viento sigue soplando ahora con más fuerza y voluntad, y yo tengo miedo, miedo a lo que desconozco, y a esta noche yo no la conozco.

Sirenas lejanas, gritos apagados, luces que no encienden, lluvia frágil y gotas que ahora caen. ¡Es el fin!

Lo peor ha pasado, la lluvia fina cesa, huele a tierra mojada, el viento calla y las luces se encienden poco a poco iluminando la calle de manera extraña, como fantasmas.

Miro el silencio, siento mi asombro, aprieto las manos contra el marco bajo de la ventana y miro a la calle, que muda, me dice que algo ha cambiado. Y ese alguien o algo me mira a mí, desde abajo, subido a un pasamanos de raquíticas barandillas semioxidadas y ahogadas bajo capas de pintura oscura.

Es un gato, un gato negro, quieto, inmóvil y misterioso se fija, sabe que estoy asombrado y desorientado tras tan inaudita revelación nocturna. Pero hay algo más en la mirada del impertinente animal, es, como si yo fuese un testigo no deseado.

La Noche, Misterio, en libros y novelas, www.librosynovelas.es
La Noche. Misterio, en libros y novelas. Imagen: @alvarobuenophoto

¡Oh Dios mío! ¡El gato como si de una aberración se tratara vuela hacia mí con alas de murciélago y garras de asesino!

¡Presto bajo la persiana, cierro la ventana y me escondo bajo las sábanas con ojos cerrados y dientes apretados como candados!

Nota: Este relato no es de Antonio Bueno Velilla, se edita con la autorización correspondiente; a continuación se transcribe el Canto VII de Oda a un Ruiseñor, de John Keats

Tú no has nacido para morir, ¡oh pájaro inmortal!

no has tenido una generación que te pisoteara;

la voz que escucho esta noche precisa

ya fue oída por reyes y pastores hace siglos.

Quizás ese mismo canto que abrió una senda

hasta el desalentado corazón de Ruth, cuando nostálgica,

prorrumpió un llanto en el trigal ajeno;

el mismo que a menudo encantó esas ventanas mágicas

abiertas a la espuma de mares peligrosos,

en ideales tierras olvidadas.

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