«Tánguili, tánguili, tánguili…tánguili, tánguili, tánguili…tánguili, tánguili, tánguili»… Parece marcar el tamborilero con sus palillos, a través de un tempo prestíssimo, sobre el parche tensado y fresco de la caja, en la mañana recién estrenada. Se le oye pasar por la calle madrugadora, desde la plácida confortabilidad de las sábanas. En un primer momento con la incapacidad de que los párpados triunfen sobre el sueño, […]