Todo había empezado porque los mastines que viajaban con la caravana, habían comenzado a ladrar a mitad de la cena y aunque los guardianes intentaron calmarlos, fue imposible. Salieron los dos animales a trote lento y pesado hacia la oscuridad, más allá del resplandor que propagaban las hogueras. Sus ladridos roncos y profundos se alejaron, pero al poco, se les volvió a adivinar entre […]