Depresión

La gente estamos muy mal, yo no sé si siempre ha sido así, o ahora es mayor la cantidad de personas que sufren ansiedades y depresiones, esquizofrenias, u otras dolencias de complicado arreglo, o al menos de arreglo a largo tiempo, y poniendo mucho uno de su parte para salir adelante y no caer en el pozo de la más negra desesperación.

Yo creo que antes había menos personas sufriendo depresiones como al parecer sucede hoy.

¿Sería que nuestras necesidades más urgentes, no eran otra cosa que las del vivir cada día? ¿Sería que vivíamos en una sociedad en la que no había tiempo mas que para conseguir el sustento diario?

Se venía al mundo, se crecía entre juegos y algún anhelo, se estudiaba —no todo el mundo—, o se trabajaba y se gozaba de las alegrías de vivir en familia, las fiestas, la fresca en las noches del verano, e ir alguna vez a ver el mar, después venía la muerte a llevarnos, nos lloraban, e instalados en esa cultura no hemos olvidado a nuestros antepasados y aquí estamos.

Hoy teniendo todo al alcance de la mano —se podría decir—, parecemos seres más débiles, aunque mejor alimentados, vestidos, preparados, capaces, estudiados, inteligentes, exitosos y todo un largo etcétera de adjetivos.

Con toda la técnica a nuestro alcance, dueños —en teoría— de nuestra vida, el reto por un exceso de trabajo intelectual o por circunstancias de la vida que nos llevan a no poder resolver por nuestras propias fuerzas las situaciones en las que caemos, nos ataca como un virus que antes no conocíamos, y  así vemos semejantes a nuestro alrededor que se sienten tristes o ansiosos con frecuencia, dejan de hacer cosas que antes les divertían, desdeñan las invitaciones a salir, se sienten irritables o frustrados, están intranquilos, duermen mal y a pesar de ello se levantan muy temprano con deseos en algunas ocasiones de abandonar esta vida.

Sufro cuando conozco casos de esos, y no sé qué decir, ¡es tan difícil animar a quien no desea animarse! ¿Cómo hemos llegado hasta esto? ¿Qué hemos hecho mal? ¿Cuál es la culpa de cada uno de nosotros? ¿Qué hemos dejado de hacer?

No sé, antes si teníamos depresiones —que no lo sé—, pasaban desapercibidas, o al menos yo no recuerdo especialmente que fuese un mal tan frecuente como parece ser ahora.

Me hago estas reflexiones al hilo de leer en la prensa hace unos días, que estamos asistiendo a una amenaza silenciosa, pues los suicidios de jóvenes aumentan en España de una forma preocupante, ya que una media de diez personas al día, se quitan la vida en nuestro país.

Algo tendremos que hacer, como sociedad, y como vecinos de asiento en el mismo tren, digo yo.

2 comentarios en “Depresión”

    1. Ya me perdonarás, Pablo, por no haber contestado antes a tu comentario. Qué informalidad por mi parte.
      Y si, parece que estamos mal, pero no hay nada que no se pueda conseguir con esfuerzo y decisión, en eso estamos todos de acuerdo.
      Esta entrada la publique por primera vez en La “Garzeta” de la Ribera dentro del compromiso de colaboración que alcancé con dicho medio. Ahora llevo un tiempo en dique seco con la Garzeta pues estoy liadísimo.
      Bueno gracias por tu comentario.
      Un abrazo.

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